En este momento, los científicos están exactamente en la misma posición que los pintores del Renacimiento, encargados de hacer el retrato que el patrón quiere hacer, y si son inteligentes, se asegurarán de que su trabajo halague sutilmente al patrón. No abiertamente. Sutilmente.
(Right now, scientists are in exactly the same position as Renaissance painters, commissioned to make the portrait the patron wants done, And if they are smart, they'll make sure their work subtly flatters the patron. Not overtly. Subtly.)
En el libro "Estado del miedo", Michael Crichton atrae una analogía entre los científicos contemporáneos y los pintores del Renacimiento. Sugiere que ambos grupos crean obras que se alinean con las expectativas de sus clientes. La implicación es que los científicos, como los artistas, a veces ajustan sus hallazgos para complacer a quienes financian su investigación, influyendo así en la representación de su trabajo.
Crichton enfatiza la importancia de la sutileza en esta dinámica. Él aconseja que los científicos deben esforzarse por producir trabajo que complementa gentilmente los intereses de sus clientes en lugar de complacer a ellos abiertamente. Esto sugiere una tensión entre la integridad científica y las presiones de financiación, destacando cómo las influencias externas pueden dar forma a las narrativas científicas.