Así lo creyó. Creí, pero la semilla de la duda estaba allí, y permaneció, y de vez en cuando echaba una pequeña raíz. Todo cambió, tener esa semilla creciendo. Eso hizo que Ender escuchara con más atención lo que la gente quería decir, en lugar de lo que decían. Eso lo hizo sabio.
(So he believed. Believed, but the seed of doubt was there, and it stayed, and every now and then sent out a little root. It changed everything, to have that seed growing. It made Ender listen more carefully to what people meant, instead of what they said. It made him wise.)
En "El juego de Ender", el protagonista Ender Wiggin tiene creencias firmes moldeadas por sus experiencias y las expectativas que lo rodean. Sin embargo, una constante corriente subterránea de dudas complica sus percepciones, lo que le hace cuestionar las verdaderas intenciones detrás de las palabras de los demás. Esta duda no es simplemente un obstáculo; más bien, fomenta una comprensión más profunda de las complejidades de las interacciones humanas.
Esta dualidad de creencia y duda contribuye en última instancia a la sabiduría de Ender. El aumento de la incertidumbre le sirve como catalizador para relacionarse más atentamente con las personas que lo rodean, priorizando la comunicación genuina sobre el diálogo superficial. Así, lo que comienza como una simple semilla de duda se transforma en una parte esencial del desarrollo de su personaje.