La formación espiritual nos prepara para una vida en la que nos alejamos de nuestros miedos, compulsiones, resentimientos y penas para servir con alegría y coraje en el mundo, incluso cuando esto nos lleva a lugares a los que preferiríamos no ir. La formación espiritual nos ayuda a ver el rostro de Dios en medio de un mundo endurecido y en nuestro propio corazón. Esta libertad nos ayuda a usar nuestras habilidades y nuestras propias vidas para hacer que esa cara sea visible para todos los que viven en esclavitud y miedo. Como Jesús dijo a sus discípulos: Entonces, si el Hijo te hace libre, serás libre de hecho {Juan 8:36}.
(Spiritual formation prepares us for a life in which we move away from our fears, compulsions, resentments, and sorrows, to serve with joy and courage in the world, even when this leads us to places we would rather not go. Spiritual formation helps us to see the face of God in the midst of a hardened world and in our own heart. This freedom helps us to use our skills and our very lives to make that face visible to all who live in bondage and fear. As Jesus told his disciples: So, if the Son makes you free, you will be free indeed {John 8:36}.)
La formación espiritual es un proceso transformador que guía a las personas lejos de las emociones y hábitos negativos, lo que les permite adoptar una vida llena de alegría y coraje. Alienta a las personas a ir más allá de sus temores y resentimientos, incluso ingresando situaciones desafiantes para servir a los demás. Este viaje es crucial para reconocer y reflejar la presencia divina en un mundo duro y dentro de uno mismo.
A través de la formación espiritual, las personas pueden experimentar la liberación que les permite compartir sus dones y vidas únicas, haciendo que lo divino visible para aquellos que estén atrapados en el miedo y el dolor. Según lo expresado por Jesús, la verdadera libertad proviene de este despertar espiritual, permitiendo a las personas comprometerse completamente con el mundo y elevar a los que los rodean.