La formación espiritual es un proceso transformador que guía a las personas lejos de las emociones y hábitos negativos, lo que les permite adoptar una vida llena de alegría y coraje. Alienta a las personas a ir más allá de sus temores y resentimientos, incluso ingresando situaciones desafiantes para servir a los demás. Este viaje es crucial para reconocer y reflejar la presencia divina en un mundo duro y dentro de uno mismo.
A través de la formación espiritual, las personas pueden experimentar la liberación que les permite compartir sus dones y vidas únicas, haciendo que lo divino visible para aquellos que estén atrapados en el miedo y el dolor. Según lo expresado por Jesús, la verdadera libertad proviene de este despertar espiritual, permitiendo a las personas comprometerse completamente con el mundo y elevar a los que los rodean.