El pasaje enfatiza un momento de profundo silencio que se siente pesado y reflexivo, dando la impresión de que incluso la tierra se ha detenido en estado de shock. Este silencio tiene un peso único, lo que sugiere que es tan significativo como el sonido en la música. Destaca la paradoja de que el silencio puede transmitir significado y emoción, al igual que la música misma.

La experiencia de Frankie demuestra que el silencio puede ser una presencia poderosa, haciendo que uno se sienta como si todavía estén escuchando algo profundo a pesar de la ausencia de sonido. Esta idea muestra la profundidad de la música y la emoción, donde incluso en momentos tranquilos, hay una sensación de comprensión y conexión.