En el "almuerzo desnudo" de William S. Burroughs, el autor explora la mentalidad de los adictos, particularmente centrándose en su falta de vergüenza. Las imágenes de un drogadicto inyectado subrayan las profundidades de su condición y su desprecio por las normas sociales. Este comportamiento ilustra una desensibilización al disgusto de los demás, revelando una profunda desconexión de los sentimientos convencionales de vergüenza.
Burroughs sugiere que la vergüenza está estrechamente ligada a la libido sexual, lo que implica que, en su ausencia, los individuos pueden perder un aspecto fundamental de su humanidad. A medida que la sociabilidad del adicto se vuelve no sexual e impulsa la necesidad de sustancias, destaca una transformación donde las emociones tradicionales se vuelven irrelevantes. A través de esta lente, Burroughs critica las complejidades de la adicción y la conexión humana.