FAT expresa la idea de que nuestra identidad está moldeada más por nuestras acciones que nuestros pensamientos. Este concepto se origina en el Fausto de Goethe, donde Fausto desafía la noción de comienzos al afirmar que los hechos, no las palabras o los pensamientos, son lo que nos definen. Este cambio en la perspectiva establece las bases para el pensamiento existencial, enfatizando que es a través de nuestras elecciones y acciones que creamos nuestra esencia.
La cita destaca un dilema existencialista crucial, lo que sugiere que comprender nuestra existencia se basa en lo que hacemos en lugar de lo que creemos. Esto cambia el enfoque de la identidad de la contemplación interna a la manifestación externa, que ilustra que es a través de hechos tangibles que realmente entendemos a nosotros mismos y a nuestro lugar en el mundo.