El hombre honesto y bueno debería ser exactamente como un hombre que huele fuerte, de modo que el espectador tan pronto como se acerca a él debe oler si él elija o no.
(The honest and good man ought to be exactly like a man who smells strong, so that the bystander as soon as he comes near him must smell whether he choose or not.)
La cita sugiere que una persona virtuosa debe exudar naturalmente a la bondad e integridad, al igual que un aroma fuerte que es imposible de ignorar. Así como un espectador inevitablemente nota un fuerte olor cuando se acerca a alguien, el carácter de una buena persona debería ser evidente para los demás, revelando su naturaleza sin ningún esfuerzo consciente.
Esta imagen enfatiza la importancia de la autenticidad en la moralidad; La verdadera bondad no se puede ocultar o falsificar. En cambio, debería ser una cualidad intrínseca que influye en los que los rodean, destacando la idea de que las acciones y virtudes morales atraen naturalmente la atención y el reconocimiento.