En su libro "Entre dos incendios", Laura Esquivel transmite que el tiempo de preparación en la cocina no se desperdicia, sino que tiene un propósito. Sugiere que cocinar puede ser un medio para recuperar momentos que se sienten perdidos en nuestras ocupadas vidas. En lugar de ver el tiempo dedicado a cocinar como una tarea, Esquivel alienta a los lectores a reconocerlo como una valiosa oportunidad para la reflexión y la creatividad.
Esta perspectiva transforma el acto de cocinar en una práctica restauradora, destacando la importancia de los alimentos más allá del mero sustento. Enfatiza que la cocina puede ser un santuario donde las personas se vuelven a conectar consigo mismos y recuperan su tiempo, haciendo que cada momento pase allí significativo y enriquecedor.