El mercado de valores de EE. UU. Se ha convertido en un sistema que divide de manera estrecha a los participantes en dos clases distintas: aquellos que pueden permitirse aprovechar la tecnología para la velocidad y aquellos que no pueden. Los inversores ricos, o "tienen", invierten fuertemente en tecnología avanzada que les permite ejecutar operaciones en fracciones de un segundo, obteniendo una ventaja sobre otras. Esto ha creado una disparidad significativa en la forma en que pueden operar los actores de mercado efectivamente diferentes.
Por otro lado, los "no -ts", que consisten en gran medida en los inversores cotidianos, siguen sin darse cuenta de las complejidades y ventajas proporcionadas por los sistemas de comercio de alta velocidad. Su falta de conocimiento sobre la importancia de los nanosegundos en el comercio significa que a menudo están en desventaja, incapaces de competir en un mercado cada vez más impulsado por la tecnología y la velocidad. Esta situación conduce a una desigualdad fundamental en la participación del mercado, destacando las complejidades de las finanzas modernas.