Isabel se sintió atraído por el comportamiento animado y alegre de la joven, que le dio un acorde. Había algo en la forma en que la mujer se llevaba a sí misma que se sentía refrescante y atractiva. La singularidad de su acento intrigó aún más a Isabel, ya que llevaba una calidad distinta irlandesa del norte que le recordaba el discurso de Georgina Cameron.
La descripción del acento evoca un sentido de la historia, sugiriendo que se asemeja al inglés hablado en el tiempo de Shakespeare, preservado a través de siglos de aislamiento. Esta conexión no solo destaca la individualidad de la mujer, sino que también agrega una capa de profundidad al personaje, que ilustra cómo el lenguaje puede conectar a las personas a través del tiempo y el lugar.