En el libro "Catch-22" de Joseph Heller, una memorable escena del almuerzo presenta una variedad de deliciosas comidas que evocan una sensación de indulgencia. Lo más destacado de la comida es el shish-kabob, con grandes trozos de carne marinados durante setenta y dos horas impresionantes y asado a la perfección sobre el carbón. Este plato se complementa con el arroz iraní y las puntas de los espárragos rociadas con parmesano, mostrando una combinación rica y apetitosa.
Para el postre, la comida concluye con una deliciosa porción de jubileo de cerezas, seguido de la calidez del café fresco mezclado con benedictino y brandy. Esta fiesta elaborada no solo mejora la atmósfera, sino que también refleja los intentos de los personajes de saborear la vida en medio del caos de la guerra, creando un vívido contraste entre los placeres de la buena comida y las sombrías realidades que enfrentan.