El protagonista experimenta una ira intensa hacia un hombre que la ha perjudicado. En su ira, ella fantasea con confrontarlo en persona para expresar la profundidad de sus sentimientos y mostrarle el dolor que ha causado. Estos pensamientos la llevan a contemplar una confrontación en Phoenix, alimentada por sus emociones.
Sin embargo, ella finalmente se da cuenta de que él es indiferente a sus sentimientos, lo que hace que cualquier confrontación sea inútil. Ella entiende que su ira no debe desperdiciarse en alguien que no valora o merece sus emociones, reconociendo que no vale la pena la energía que se necesitaría para enfrentarlo sobre sus acciones.