La noción de que la comunicación abierta sobre asuntos angustiantes es universalmente beneficioso es desafiada por el conflicto interno del protagonista. Si bien la sociedad alienta a discutir todo, ella pregunta si esto realmente alivia las cargas de la vida. En cambio, ella cree que volver a visitar sujetos dolorosos a menudo puede prolongar su impacto, evitando la curación y la aceptación.
En contraste, ella sugiere que elegir dejar de lado los problemas pasados puede proporcionar espacio para la positividad y el crecimiento. Al centrarse en las experiencias y recuerdos edificantes, uno puede fomentar una perspectiva más optimista, que finalmente contribuye a un mundo mejor. Esta perspectiva destaca la complejidad de la comunicación en contextos emocionales.