Tita se dedicó a impartir conocimiento a los demás, particularmente en lecciones que se extendieron más allá de la cocina. Reconoció la importancia de mezclar lecciones de vida con habilidades culinarias, con el objetivo de enseñar verdades más profundas a través del arte de la cocina. Este enfoque enfatizó las conexiones emocionales y espirituales que la comida puede fomentar entre los individuos.
A través de su cocina, Tita transmitió las complejidades del amor y la vida, lo que sugiere que las comidas no son solo alimento, sino también una forma de expresar sentimientos y experiencias. Al compartir sus secretos culinarios, ofreció una perspectiva única sobre cómo las experiencias y las emociones personales pueden entrelazarse con el acto de cocinar, haciendo que cada plato resuene con un significado profundo.