Randy Alcorn, en su libro "Heaven", expresa una profunda esperanza para el futuro de los creyentes en Cristo. Describe una visión en la que las personas resucitadas habitan una tierra transformada, participando en relaciones vibrantes y celebraciones culturales junto con Jesús. Esta realidad imaginó que la realidad promete una alegría y satisfacción que trasciende las experiencias humanas actuales, marcando una desviación significativa de los juicios de la existencia terrenal.
Alcorn enfatiza que si bien la muerte puede tener un sentido de finalidad, para los cristianos, es simplemente un pasaje a una existencia mucho mayor. Él ve el día de la resurrección no solo un momento de triunfo personal, sino como un evento monumental que reflejará la gloria de Dios de una manera extraordinaria. Esta representación de la nueva tierra como un lugar de alegría final, donde el sufrimiento y la muerte ya no existen, infunde un profundo sentido de anticipación para lo que se avecina para los creyentes.