En "Marcian Time-Slip", Jack Bohlen cree que el verdadero autismo refleja un desinterés en los asuntos públicos. Lo ve como una forma de vida solitaria, enfatizando la creación de valor personal sobre las normas sociales. Para Jack, su experiencia del autismo lo lleva a cuestionar la validez de los valores sociales aceptados, que él siente que están sujetos a cambios constantes.
Rechaza la idea de que las escuelas públicas, con su dependencia de las máquinas de enseñanza, deberían dictar el valor. Para él, estas instituciones simplemente se esfuerzan por cementar los valores en un punto estático, sofocando su evolución natural y no reconocen la realidad dinámica de las creencias sociales.