A diferencia de la escritura en prosa, el extraño proceso de escribir con imágenes alienta a las asociaciones y recuerdos a acumularse literalmente frente a sus ojos; La gente, los lugares y los eventos aparecen de la nada. Las puertas se abren a las habitaciones recordadas desde la infancia, se enfrentan a parientes muertos, y los amores distantes aparecen, casi mágicamente, en la página, todas engañosamente manejables, visceral, las combinaciones a veces incluso reveladoras.
(Unlike prose writing, the strange process of writing with pictures encourages associations and recollections to accumulate literally in front of your eyes; people, places, and events appear out of nowhere. Doors open into rooms remembered from childhood, faces form into dead relatives, and distant loves appear, almost magically, on the page- all deceptively manageable, visceral, the combinations sometimes even revelatory.)
En la perspectiva de Chris Ware, la escritura basada en imágenes ofrece una experiencia única distinta de la prosa tradicional. Permite que los recuerdos y las asociaciones se materialicen vívidamente, permitiendo una forma de narración de cuentos que se siente inmersiva y casi encantadora. A través de elementos visuales, los lectores están invitados a volver a visitar los momentos de su pasado, a medida que los rostros, lugares y emociones familiares surgen orgánicamente frente a ellos.
Este proceso crea una narrativa en la que los recuerdos se entrelazan sin esfuerzo, a veces produciendo ideas sorprendentes. Ware sugiere que, si bien estas historias visuales pueden parecer manejables y directas, aprovechan los sentimientos profundos y viscerales, lo que hace que el acto de recordar tanto mágicos como transformadores. Esto ilustra el poder de las imágenes para evocar experiencias emocionales complejas casi sin esfuerzo.