En "La mujer que caminó bajo sol" de Alexander McCall Smith, se presenta una visión profunda: la gente a menudo pasa por alto sus propios viajes transformadores. El narrador reflexiona sobre la tendencia a creer que el yo actual es una versión fija, descuidando la naturaleza dinámica del crecimiento personal y el cambio con el tiempo.
Esta observación sirve como un recordatorio de que la identidad no es estática; Más bien, está formado por experiencias y perspectivas en evolución. La declaración enfatiza la importancia de reconocer nuestros seres pasados y el progreso que hemos logrado, ilustrando cómo olvidar esto puede conducir a una comprensión limitada de quiénes somos hoy.
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