Simplemente no deberíamos preocuparnos por la política tanto como nosotros, porque no debería ser tan importante como se ha convertido. La cuestión de quién sirve en el cargo político no debe ser tan consumidor como se ha convertido, sino que es una consecuencia de la concentración de poder y expectativas. Aquí hay una lección para ambos lados del espectro político. Nuestra política se ha vuelto demasiado tóxica y aterradora, en gran parte porque nuestro gobierno es demasiado grande y consecuente.
(We simply should not care about politics as much as we do, because it should not be as important as it has become. The question of who serves in political office should not be as consuming as it has become, but is a consequence of the concentration of power and expectations. There is a lesson here for both sides of the political spectrum. Our politics have become too toxic and scary, in large part because our government is too large and consequential.)
El autor Charles J. Sykes argumenta que nuestra obsesión con la política ha alcanzado un nivel poco saludable, lo que sugiere que no debería tener tanta importancia en nuestras vidas. Él cree que el intenso enfoque en quién ocupa oficinas políticas proviene de una concentración preocupante de poder y crecientes expectativas que amplifican las apuestas políticas. Esta obsesión eclipsa los problemas más apremiantes que enfrenta la sociedad.
Sykes señala que el clima político actual se ha vuelto particularmente tóxico y aterrador, lo que atribuye al tamaño e influencia abrumadores del gobierno. Transmite un mensaje que resuena en el espectro político, enfatizando la necesidad de reevaluar nuestras prioridades y reducir la intensidad acalorada con la que nos involucramos en el discurso político. Al hacerlo, podríamos fomentar una sociedad más saludable.