Estábamos en las góndolas en el veneciano. Dijiste que no podías nadar, que tendría que salvarte si volcamos. Su manzana de Adam saltó. Sí. Estaba aterrorizado por ti. Lo sé. Me colocaste tan fuerte que apenas podía respirar. Me retiré para poder ver su rostro. ¿Por qué crees que nos quedamos en ellos durante tanto tiempo? preguntó. Estabas prácticamente sentado en mi regazo. ¿Puedes nadar? Se rió en silencio. Por supuesto que puedo nadar. Ni siquiera creo que el agua fuera tan profunda. Todo era una artimaña. Eres complicado, David Ferris. Y eres gracioso, Evelyn Thomas. Su rostro se relajó, sus ojos se suavizaron de nuevo.
(We were in the gondolas at The Venetian. You said you couldn't swim, that I'd have to save you if we capsized.His Adam's apple jumped. Yeah.I was terrified for you.I know. You hung onto me so tight I could barely breathe.I drew back so I could see his face. Why do you think we stayed on them for so long? he asked. You were practically sitting in my lap.Can you swim?He laughed quietly. Of course I can swim. I don't even think the water was that deep.It was all a ruse. You're tricky, David Ferris.And you're funny, Evelyn Thomas. His face relaxed, his eyes softening again.)
En un paseo en góndola en The Venetian, se desarrolla una conversación entre dos personajes, Evelyn y David. Evelyn confiesa que no puede nadar, lo que lleva a una interacción lúdica en la que David bromea sobre la necesidad de ahorrar si se volcan. La tensión entre ellos es palpable, y Evelyn recuerda cuán con fuerza se aferró a él, sugiriendo una mezcla de miedo y atracción.
La risa relajada de David revela su confianza, ya que admite que puede nadar y sugiere que la situación no era tan grave como parecía. Su intercambio captura las burlas juguetones y la conexión más profunda entre ellos, y Evelyn reconoce la inteligencia y el encanto de David, mientras que David aprecia su sentido del humor.