En la narrativa, Yael señala que un personaje está intentando vender un artefacto robado, lo que lo coloca en una situación peligrosa. Los compradores potenciales son descritos como individuos altamente peligrosos, lo que sugiere que podrían recurrir a la violencia para obtener la codiciada piedra, lo que indica una grave amenaza para la vida del vendedor.
Virgil luego interviene para resaltar que entre estos compradores peligrosos se encuentran grupos como Hezbolá, junto con tejanos, lo que enfatiza aún más la gravedad de la situación. Este intercambio ilumina lo mucho que está en juego en la transacción y el riesgo que representan las personas involucradas, estableciendo un tono tenso para la historia que se desarrolla.