En "La actitud correcta hacia la lluvia", Isabel reflexiona sobre las complejidades del amor y la compañía. Si bien reconoce que tener otra persona puede brindar consuelo y aliviar la soledad, cuestiona si esta sensación de seguridad es suficiente a largo plazo. La idea de que el cumplimiento emocional requiere más que una sola persona resuena a lo largo de sus pensamientos.
Como Isabel contempla su próxima separación de tres meses, considera la necesidad de estimulación y compromiso más allá de la mera compañía. Esta introspección destaca el equilibrio intrincado entre el amor y la búsqueda de conexiones más profundas que pueden alimentar el espíritu de uno, lo que sugiere que la verdadera satisfacción en las relaciones a menudo exige más que estar juntas.