La cita destaca la distinción entre experimentar depresión y la resiliencia inherente que poseen las personas. Enfatiza que sentirse abrumado o desorientado es una experiencia humana natural, más que una señal de fracaso o de ser "defectuoso". En lugar de etiquetarse a uno mismo negativamente, es vital reconocer la fortaleza para soportar tales luchas.
Esta perspectiva fomenta una comprensión compasiva de la salud mental. Reconocer los propios sentimientos de estar "desordenado" indica normalidad y humanidad. En última instancia, aboga por aceptar las propias vulnerabilidades como parte de la condición humana más amplia, fomentando la resiliencia a través de la aceptación y la comprensión.