Epictetus enfatiza la importancia de manejar los deseos de uno para lograr una vida plena. Sugiere que las personas deben centrar sus deseos en lo que está bajo su control y reconocer la inutilidad de desear cosas que son inalcanzables. Al alinear los deseos con los objetivos alcanzables, las personas pueden prevenir la frustración y la decepción innecesarias.
En "Una guía de la buena vida", William B. Irvine explica esta filosofía estoica, abogando por el cultivo de deseos realistas que conducen a la satisfacción. La idea central es simplificar los deseos y centrarse en aquellos que contribuyen a una existencia significativa, en lugar de perseguir expectativas poco realistas que pueden conducir a la insatisfacción.