Zola critica la deshonestidad de la prensa clasificándola en dos tipos distintos. El primer grupo, representado por la prensa amarilla, difunde regularmente las mentiras sin ninguna reserva. Este enfoque abierto socava la confiabilidad de los medios de comunicación que participan en el sensacionalismo con fines de lucro.
En contraste, el segundo grupo, ejemplificado por publicaciones de buena reputación como The Times, a menudo presenta la verdad pero selectivamente. Al hacerlo sobre asuntos triviales, crean credibilidad que les permite engañar al público sobre temas más significativos cuando sea necesario, manipulando así la percepción mientras mantienen una apariencia de confiabilidad.