En un discurso sobre las elecciones de estilo de vida, un jeque se dirigió a un interrogador de sus seguidores con respecto a su aparente preferencia por la indulgencia en la comida y la bebida, contrastándolo con el estilo de vida de los ancianos ascéticos que renuncian a tales placeres. La observación del jeque destaca una diferencia percibida en los valores y prioridades entre los participantes.
.Respondiendo a la consulta, el jeque enfatizó un principio de autosuficiencia, afirmando que sus seguidores se esfuerzan por cultivar una sensación de desapego de los placeres mundanos al tiempo que se centran en las contribuciones productivas a la sociedad. Este intercambio refleja un diálogo filosófico más profundo sobre el equilibrio entre el disfrute de la vida y los ideales del ascetismo.
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