ismail zaki lamah encarna una profunda devoción a la religión similar a la pasión por la poesía pura. Sus prácticas reflejan un enfoque profundo y espiritual de la fe, lo que demuestra un compromiso que incluye rezar como Sadiq y ayuno desde una edad temprana, específicamente a las siete. Esta dedicación destaca una percepción sincera de Dios que trasciende la mera rutina.
A pesar de las limitaciones impuestas por su maestro, quien lo presiona para conformarse y someter, la conexión de Lamah con lo divino permanece inquebrantable. Esta tensión entre el anhelo espiritual y la autoridad externa es fundamental para la narrativa en el trabajo de Naguib Mahfouz "Qashtamar", explorando la complejidad de la fe y la libertad personal.
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