Todos reconocemos la muerte con nuestras lenguas. En cuanto a nuestros corazones, lo arroja a un lugar en el tiempo.
(We all recognize death with our tongues. As for our hearts, it throws it into a place in time.)
(We all recognize death with our tongues. As for our hearts, it throws it into a place in time.)
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Reseñas)
Naguib Mahfouz, en su libro "Qashtamar", presenta una profunda reflexión sobre la naturaleza de la muerte y cómo la reconocemos. La cita enfatiza que si bien a menudo hablamos de la muerte de manera superficial, nuestras respuestas emocionales más profundas son más complejas. Nuestros corazones conectan la muerte con momentos específicos en el tiempo, revelando una comprensión en capas más allá de las simples palabras.
Esta visión ilustra la dualidad de la experiencia humana; Podemos discutir la mortalidad casualmente, pero nuestros sentimientos la asocian con recuerdos y emociones significativas. La perspectiva de Mahfouz invita a los lectores a considerar el peso de la mortalidad y cómo da forma a nuestras vidas de manera más profunda, a menudo tácita.
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El valor del dinero es subjetivo, dependiendo de la edad. A la edad de uno, uno multiplica la suma real de 145,000, lo que hace que una libra parezca 145,000 libras para un año de un año. A siete, la edad de Bertie, el multiplicador es 24, por lo que cinco libras parecen 120 libras. A la edad de veinticuatro, cinco libras son cinco libras; A los cuarenta y cinco, se divide por 5, por lo que parece que una libra y una libra parecen veinte peniques. {Todas las figuras cortesía del folleto de consejos del gobierno escocés: manejo de su dinero.}
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Y no importa cuán lejos intenten llegar al otro lado, para extender la vida, jugar con los genes, clonar esto, clonar eso, vivir a ciento cincuenta, en algún momento, la vida ha terminado. ¿Y entonces qué pasa? Cuando la vida llega a su fin?
Me encogí de hombros.
¿Verás?
Se recostó. Él sonrió.
Cuando llegas al final, ahí es donde comienza Dios.
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Dices que deberías haber muerto en mi lugar. Pero durante mi estancia en la tierra, también murieron personas en mi lugar. Sucede todos los días. Cuando cae un rayo un minuto después de que te hayas ido, o se estrella un avión en el que podrías haber estado. Cuando tu colega enferma y tú no. Creemos que esas cosas son aleatorias. Pero todo tiene un equilibrio. Uno se seca, otro crece. El nacimiento y la muerte son parte de un todo.
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Pero un pincel, piensa, es la llave maestra de la mente de un prisionero.
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