En "The Glass Castle", Jeannette Walls reflexiona sobre sus experiencias de infancia después de mudarse a una nueva situación de vida. Ella recuerda una conversación entre sus padres sobre la compra de camas reales para los niños. Sorprendentemente, los niños se opusieron a la idea, expresando su afición por las camas improvisadas que tenían, que eran cajas simples. Estas cajas transformaron la hora de acostarse en una emocionante aventura, mostrando su adaptabilidad y sus espíritus imaginativos.
Este momento ilustra la resiliencia y la creatividad de los niños en circunstancias desafiantes. En lugar de ver su falta de muebles tradicionales como una desventaja, la adoptaron como una fuente de diversión y emoción. Esta actitud destaca cómo la familia Murallas navegó a menudo inestable con un sentido poco ortodoxo de positividad y aventura.