Un administrador es responsable de supervisar los activos en nombre de su propietario, asegurando que estos recursos se utilicen de una manera que se alinee con los intereses del propietario. Este papel no viene con el derecho personal; En cambio, exige un compromiso para comprender los deseos e intenciones del propietario. El enfoque principal del mayordomo es administrar de manera efectiva estos activos de acuerdo con los deseos del propietario.
La esencia de la administración radica en el servicio en lugar del interés propio. Los mayordomos deben priorizar los objetivos del propietario por encima de los suyos, encarnando una mentalidad de responsabilidad y cuidado. En este contexto, la administración es una forma significativa de comprometerse con los recursos, fomentando un sentido de propósito que enriquece tanto al administrador como al propietario a través de valores y acciones alineadas.