Y entonces la reina lloró con todo su corazón. No para el hombre cruel y codicioso que había guerreado, matado y atacado dondequiera que pudo. Pero para el niño que de alguna manera se había convertido en ese hombre, el niño cuya mano gentil había consolado sus dolores de infancia, el niño cuya voz asustada la había llamado al final de su vida, como si se preguntara por qué se había perdido dentro de sí mismo, como si se diera cuenta de que era demasiado, demasiado tarde para salir de nuevo.

Y entonces la reina lloró con todo su corazón. No para el hombre cruel y codicioso que había guerreado, matado y atacado dondequiera que pudo. Pero para el niño que de alguna manera se había convertido en ese hombre, el niño cuya mano gentil había consolado sus dolores de infancia, el niño cuya voz asustada la había llamado al final de su vida, como si se preguntara por qué se había perdido dentro de sí mismo, como si se diera cuenta de que era demasiado, demasiado tarde para salir de nuevo.


(And then the queen wept with all her heart. Not for the cruel and greedy man who had warred and killed and savaged everywhere he could. But for the boy who had somehow turned into that man, the boy whose gentle hand had comforted her childhood hurts, the boy whose frightened voice had cried out to her at the end of his life, as if he wondered why he had gotten lost inside himself, as if he realized that it was too, too late to get out again.)

📖 Orson Scott Card

🌍 Americano  |  👨‍💼 Escritor

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La reina lloró profundamente, no por la devastación provocada por un hombre cruel y codicioso, sino por el niño que se había convertido en ese hombre. Lamentó la pérdida del niño inocente que una vez la consoló y le brindó consuelo durante sus dolores. Su corazón dolía por el chico que ahora se había transformado en una figura de oscuridad, muy alejado del espíritu gentil que solía ser.

En sus momentos finales, la voz asustada del niño resonó en su mente, reflejando su conciencia de su propio potencial perdido. Parecía buscar comprensión al afrontar la realidad de su vida, reconociendo, aunque demasiado tarde, que se había desviado del camino del bien. Las lágrimas de la reina fueron por el trágico viaje desde la inocencia a la desesperación, un conmovedor recordatorio de lo que había perdido en el camino.

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octubre 29, 2025

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