A medida que pasan los años, comprendo cada vez más que son las bendiciones comunes y cotidianas de nuestra vida cotidiana por las que debemos estar particularmente agradecidos. Son las cosas que llenan nuestras vidas de consuelo y nuestros corazones de alegría: simplemente el aire puro para respirar y la fuerza para respirarlo; sólo calidez, refugio y gente hogareña; simplemente comida que nos da fuerzas; el sol brillante en un día frío; y una brisa fresca cuando el día es cálido.
(As the years pass, I am coming more and more to understand that it is the common, everyday blessings of our common everyday lives for which we should be particularly grateful. They are the things that fill our lives with comfort and our hearts with gladness -- just the pure air to breathe and the strength to breath it; just warmth and shelter and home folks; just plain food that gives us strength; the bright sunshine on a cold day; and a cool breeze when the day is warm.)
A medida que pasa el tiempo, me he dado cuenta de que los regalos sencillos y cotidianos de la vida merecen nuestra más profunda gratitud. Estas bendiciones ordinarias brindan consuelo y alegría y moldean nuestras experiencias de manera significativa. La capacidad de respirar aire fresco y disfrutar del calor del hogar y de los seres queridos, junto con una alimentación básica, contribuyen significativamente a nuestro bienestar.
Además, la belleza que se encuentra en la naturaleza, como la cálida luz del sol durante los días fríos y una brisa refrescante en las tardes calurosas, mejora nuestra vida cotidiana. Laura Ingalls Wilder nos recuerda la importancia de apreciar estos pequeños pero vitales aspectos que aportan felicidad y consuelo a nuestra existencia diaria.
