En "Traying Toscany Home", Frances Mayes describe un lugar especial en su casa, Bramasole, donde encuentra paz y soledad. Un banco de madera en una terraza alta ofrece una vista impresionante del lago y el valle, pero primero, tiene que despejarlo de las hormigas. El simple acto de preparar su asiento crea un ritual que mejora su disfrute del momento.
Este escondite evoca recuerdos de la infancia de lugares secretos, donde la emoción de ser invisible trae alegría. Mientras se sienta bajo el refugio de un pequeño roble, disfruta de su soledad, sintiendo que estaba escondida del mundo, al igual que cuando ignoraba las llamadas de su madre cuando era niña. Mayes captura la esencia de encontrar refugio en la naturaleza y la comodidad de los retiros personales.