La cita del libro de Mitch Albom "The Time Keeper" destaca una paradoja sobre el tiempo del padre, retratándolo como una entidad que supervisa el paso del tiempo pero permanece intacta por sus efectos. A pesar de las imágenes tradicionales del envejecimiento, donde los símbolos como una barba larga a menudo se asocian con la vejez, el tiempo del padre se caracteriza como eternamente juvenil, con un cuerpo que desafía el proceso de envejecimiento que gobierna.
Esta representación plantea preguntas intrigantes sobre la naturaleza del tiempo y el envejecimiento. Sugiere que, si bien los humanos están obligados por la implacable marcha de Time, existe una figura que encarna lo contrario, la desorganización e invulnerabilidad. Por lo tanto, la narración alienta a los lectores a reflexionar sobre sus propias experiencias con el tiempo, la vida y el inevitable envejecimiento que define la condición humana.