En "The Time Keeper" de Mitch Albom, la narración explora la relación entre la humanidad y el concepto de tiempo. Destaca cómo los humanos tienden a intentar controlar y medir el tiempo, sin embargo, este esfuerzo a menudo conduce a una comprensión más profunda de su verdadero valor. El protagonista aprende a apreciar los momentos de la vida en lugar de ser consumido por la búsqueda de más tiempo.
La cita, "pero el hombre no inventa nada que Dios no creó primero", refleja la idea de que todas las innovaciones y creaciones humanas están enraizadas en la creación divina del mundo. Recuerda a los lectores que, si bien podemos pensar que somos originales en nuestros inventos, en última instancia son reflejos del diseño original de Dios. Esta perspectiva fomenta un sentido de humildad y gratitud por la vida y los recursos que nos han dado.