... La tecnología informática funciona más como un nuevo modo de transporte que como un nuevo medio de comunicación sustantiva. Mueve los lotes de información, rápido y principalmente en un modo de cálculo. La computadora, de hecho, hace posible el cumplimiento del sueño de Descartes de la matematización del mundo. Las computadoras facilitan convertir los hechos en estadísticas y traducir problemas en ecuaciones. Y mientras que esto puede ser útil {como cuando el proceso revela un patrón que de otro modo pasaría desapercibido}, es diversión y peligroso cuando se aplica indiscriminadamente a los asuntos humanos.
(...computer technology functions more as a new mode of transportation than as a new means of substantive communication. It moves information-lots of it, fast, and mostly in a calculating mode. The computer, in fact, makes possible the fulfillment of Descartes' dream of the mathematization of the world. Computers make it easy to convert facts into statistics and to translate problems into equations. And whereas this can be useful {as when the process reveals a pattern that would otherwise go unnoticed}, it is diversionary and dangerous when applied indiscriminately to human affairs.)
Según Neil Postman en su libro "Technopoly: The Entend of Culture to Technology", la tecnología informática sirve principalmente como un método rápido para transportar grandes cantidades de información en lugar de fomentar una comunicación genuina. Esta tecnología se alinea con la visión de Descartes de un mundo estructurado matemáticamente, lo que permite la transformación de datos en estadísticas y problemas en ecuaciones con facilidad. Si bien esta capacidad puede descubrir patrones ocultos, a menudo resta valor a la comprensión humana más profunda.
Postman expresa su preocupación de que la aplicación indiscriminada de tales métodos computacionales a los problemas humanos puede conducir a supervisiones o malentendidos significativos. A medida que crece la dependencia de este enfoque cuantitativo, corre el riesgo de simplificar demasiado los asuntos sociales complejos y desviar la atención de aspectos cualitativos críticos de la comunicación, en última instancia amenazando la profundidad del discurso cultural.