El derecho penal es una de las pocas profesiones en las que el cliente compra la suerte de otra persona. La suerte de la mayoría de las personas es estrictamente no transferible. Pero un buen abogado penal puede vender toda su suerte a un cliente, y más suerte vende, más tiene que vender.


(Criminal law is one of the few professions where the client buys someone else's luck. The luck of most people is strictly non-transferrable. But a good criminal lawyer can sell all his luck to a client, and the more luck he sells the more he has to sell.)

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La ley penal permite de manera exclusiva a los clientes confiar en la "suerte" de sus abogados. En la mayoría de los ámbitos de la vida, las personas dependen únicamente de sus habilidades y fortunas, que no se pueden compartir o transmitir. Sin embargo, en defensa penal, un abogado experto puede canalizar sus propios resultados y experiencias favorables en la situación de sus clientes, por lo que es una dinámica distinta en la profesión legal.

La noción sugiere que, como abogado, logra resultados más exitosos, mejoran efectivamente su capacidad para ayudar a otros, acumulando así la "suerte" para compartir con los clientes. Esto crea un ciclo en el que el éxito de un abogado no solo ayuda a los que representan, sino que también refuerza su propia efectividad y reputación en el campo.

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enero 25, 2025

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