Cada vez que pienso en Tim Leary, me enojo. Era un mentiroso y un charlatán y un ser humano peor que Richard Nixon. Durante los últimos veintiséis años de su vida trabajó como informante para el FBI y convirtió a sus amigos en la policía y traicionó el símbolo de paz que se escondió.
(Every time I think of Tim Leary I get angry. He was a liar and a quack and a worse human being than Richard Nixon. For the last twenty-six years of his life he worked as an informant for the FBI and turned his friends into the police and betrayed the peace symbol he hid behind.)
En sus reflexiones sobre Tim Leary, Hunter S. Thompson expresa una profunda ira y resentimiento hacia la figura que una vez vio con intriga. Thompson ve a Leary no solo como un fraude y un individuo engañoso sino como alguien cuyo personaje tiene en menor consideración que incluso Richard Nixon. Esta decepción proviene de las acciones de Leary en sus últimos años, donde Thompson lo acusa de traicionar a sus amigos e ideales.
Thompson enfatiza que durante las últimas dos décadas de la vida de Leary, actuó como informante del FBI, implicando a los amigos y girando contra los principios de la paz que una vez promovió. Esta traición contamina el legado de Leary para Thompson, quien sintió que las acciones de Leary eran una contradicción directa con los valores contraculturales que representaba, lo que condujo al desprecio duradero de Thompson.