En "The Glass Castle" de Jeannette Walls, se produce una conversación sobre encontrar lo bueno en todos, incluso las figuras más infames. La madre del orador enfatiza que todos poseen una calidad redentora y destacan la importancia de reconocer y amar ese aspecto. Esta perspectiva plantea preguntas difíciles sobre individuos moralmente reprensibles.
Walls desafía la afirmación de su madre al cuestionar qué calidad redentora podría tener alguien como Hitler. La respuesta inesperada de su madre es que amaba a los perros, ilustrando la complejidad de la naturaleza y la moral humana. Este intercambio revela temas de amor, perdón y la lucha por ver la humanidad en los demás, incluso aquellos que han cometido males graves.