Las primeras impresiones mueren lentamente, las malas impresiones tardan aún más
(First impressions die slowly, bad impressions take even longer)
Las primeras impresiones tienen un impacto duradero en nuestras percepciones de los demás, a menudo influyendo en nuestros sentimientos y pensamientos sobre ellos con el tiempo. Si bien algunas impresiones iniciales pueden desvanecerse, las negativas tienden a demorarse mucho más. Esta idea resalta cuán desafiante puede ser superar una mala impresión, ya que a menudo nubla el juicio y afecta las relaciones, ya sea personal o profesional.
En el libro de Joseph Heller "Dios sabe", se explora este tema, demostrando la naturaleza compleja de las interacciones humanas y la dificultad de cambiar las percepciones establecidas. La noción sugiere que un solo encuentro negativo puede eclipsar las experiencias positivas posteriores, ilustrando la importancia de hacer impresiones fuertes y positivas desde el principio.