Los filósofos franceses a menudo se sintieron atraídos por Mao Zedong y sus ideologías, apreciando sus ideas y enfoques revolucionarios. Sin embargo, esta admiración fue en gran medida teórica, ya que estos pensadores no experimentaron las realidades de la vida en China durante el régimen de Mao. Su desapego les permitió concentrarse en los aspectos filosóficos del trabajo de Mao sin enfrentar las consecuencias más duras de sus políticas.
En el libro "44 Scotland Street" de Alexander McCall Smith, la distinción entre admiración y experiencia vivida se hace evidente. Destaca cómo los intelectuales pueden romantizar figuras políticas sin comprender las complejidades y desafíos que enfrentan los que viven bajo tales regímenes, ilustrando la brecha entre la teoría y la práctica.