Dios no necesita castigarnos. Simplemente nos otorga una vida lo suficientemente larga como para castigarnos a nosotros mismos.
(God doesn't need to punish us. He just grants us a long enough life to punish ourselves.)
La cita de la "Biblia de Poisonwood" de Barbara Kingsolver sugiere que el castigo divino no es necesario porque inevitablemente infligimos sufrimiento a través de nuestras acciones. En lugar de consecuencias externas impuestas por Dios, tenemos la oportunidad de experimentar las repercusiones de nuestras elecciones con el tiempo, lo que indica que el dolor autoinfligido es una parte intrínseca de la vida.
Esta perspectiva resalta la importancia de la responsabilidad personal...