En 'The Time Keeper' de Mitch Albom, la narrativa refleja cómo el advenimiento del cronometraje cambió la percepción humana de la vida. A medida que las personas comenzaron a medir el tiempo, la satisfacción inherente de simplemente se desvaneció existente. La constante marcado del reloj inculcó una búsqueda implacable de la productividad, eclipsando la belleza del momento presente.
Este cambio llevó a una sociedad centrada en acumular el tiempo, anhelando más minutos y horas para lograr objetivos, en lugar de disfrutar de la tranquilidad que proviene de vivir en el momento. Se perdió la alegría encontrada en la simple experiencia de la vida entre amanecer, destacando la ironía de luchar por más mientras pierde lo que realmente importa.