El narrador, Mitch, se vuelve a conectar con su ex profesor universitario, Morrie, que se enfrenta a una enfermedad terminal. A medida que su relación se profundiza, Mitch comienza a llamar a Morrie "entrenador", que recuerda a sus días de pista de la escuela secundaria. Morrie aprecia este apodo, adoptando el papel de un mentor una vez más.
Morrie alienta a Mitch a experimentar las alegrías y desafíos de la vida, asumiendo los roles que Morrie ya no puede cumplir debido a su condición. Esta dinámica muestra el vínculo profundo entre ellos, destacando cómo Morrie imparte la sabiduría y las lecciones de la vida a través de sus conversaciones.