En "Fuerza en lo que queda", el autor Tracy Kidder reflexiona sobre su creencia en Dios y la relación entre la presencia divina y la responsabilidad humana. Sugiere que Dios ha dotado a la humanidad con un gran potencial, empoderando a las personas con inteligencia y autonomía. Esta perspectiva indica que, en lugar de microgestión del mundo, Dios ha dado un paso atrás, permitiendo a las personas hacerse cargo de sus propias vidas y destinos.
La metáfora de Dios de Dios que necesita una siesta implica una sensación de desapego divino, lo que sugiere que se espera que las personas naveguen sus desafíos de forma independiente. Este punto de vista puede inspirar a las personas a aprovechar su fuerza interna y actuar con madurez frente a las luchas de la vida, enfatizando la agencia personal y la importancia de la autosuficiencia en un mundo donde la intervención divina puede no ser tan próxima como se pueda esperar.
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