Si el deseo no oscureciera el cerebro, nadie se casaría, se emborracharía ni engordaría.
(If desire did not dim the brain, nobody would ever get married, drunk, or fat.)
En "Ender in Exile", Orson Scott Card explora las complejidades del deseo humano y su impacto en la toma de decisiones. La cita destaca cómo los deseos desenfrenados pueden nublar el juicio, llevando a las personas a adoptar comportamientos que pueden no alinearse con su comprensión racional. Ya sea que se trate de entablar relaciones, consumir alcohol o comer en exceso, estas acciones a menudo están impulsadas por el deseo, lo que demuestra su poderosa influencia en nuestras vidas.
La afirmación sugiere que si el deseo no eclipsara la razón, la gente tomaría consistentemente decisiones más sensatas. Indica que los conflictos entre nuestros deseos y nuestro mejor juicio dan forma a muchas de nuestras experiencias de vida, incluidos compromisos importantes como el matrimonio. En última instancia, el comentario de Card sirve como recordatorio de la naturaleza dual del deseo: si bien puede conducir a la satisfacción, también puede tener consecuencias adversas cuando no se maneja adecuadamente.