Irónicamente, aunque el cromosoma Y se ha convertido en sinónimo de agresión masculina, es intrínsecamente inestable. Adam está tan maldito como maldición.
(Ironically, although the Y-chromosome has become synonymous with male aggression, it is intrinsically unstable. Adam is as much cursed as cursing.)
El cromosoma Y, a menudo asociado con la agresión masculina, posee una inestabilidad inherente que contradice su reputación. Esta paradoja destaca la compleja relación entre los rasgos genéticos y los comportamientos, lo que sugiere que lo que comúnmente se percibe como un sello distintivo masculino es en realidad más matizado e inestable de lo que parece.
En "Adam's Curse", Bryan Sykes explora las implicaciones de esta inestabilidad genética en nuestra comprensión de la masculinidad y la evolución. La idea de que Adam, que representa a los hombres, es víctima y una fuente de una maldición genética invita a los lectores a repensar los fundamentos biológicos de género y comportamiento.