En el libro de Randy Alcorn "Heaven", el concepto de discutir el infierno se enmarca como un acto de amor y honestidad. Él compara la situación de guiar a los amigos a Denver, donde una ruta está segura y otra conduce a un acantilado peligroso. Si uno sabe que el camino peligroso es más popular, no mencionar que se consideraría desagradable. La implicación es que compartir la verdad sobre el infierno tiene un mayor propósito en proteger a los demás de la destrucción espiritual, alineando la preocupación por su bienestar con la revelación de verdades incómodas.
Esta analogía enfatiza la responsabilidad de informar a otros sobre las consecuencias de sus elecciones. Al resaltar ambos caminos, uno demuestra el amor al proporcionar información esencial necesaria para tomar decisiones sabias. Por lo tanto, discutir la existencia del infierno no se trata simplemente de juicio, sino más bien una expresión de compasión y cuidado de aquellos que sin saberlo pueden dirigirse hacia el peligro.