Por cierto, lo mismo ocurre con la fe. No queremos estancarnos en tener que acudir a los servicios todo el tiempo o tener que seguir todas las reglas. No queremos comprometernos con Dios. Lo tomaremos cuando lo necesitemos o cuando las cosas vayan bien. ¿Pero un compromiso real? Eso requiere perseverancia en la fe y en el matrimonio. ¿Y si no te comprometes? Yo pregunté. Tu elección. Pero te pierdes lo que hay al otro lado. ¿Qué hay del otro lado? Ah. Él sonrió, Una felicidad que no puedes encontrar solo.
(It's the same thing with faith, by the way. We don't want to get stuck having to go to services all the time, or having to follow all the rules. We don't want to commit to God. We'll take Him when we need Him, or when things are going good. But real commitment? That requires staying power---in faith and in marriage. And if you don't commit? I asked. Your choice. But you miss what's on the other side. What's on the other side? Ah. He smiled, A happiness you cannot find alone.)
El autor reflexiona sobre la naturaleza de la fe, sugiriendo que muchas personas prefieren una relación casual con Dios, comprometiéndose sólo cuando sea conveniente o durante los buenos tiempos. Esta evitación del compromiso real refleja algunas opiniones sobre el matrimonio. La verdadera fe, al igual que un matrimonio fuerte, requiere perseverancia y dedicación más allá de la mera asistencia o el cumplimiento de las reglas.
La conversación enfatiza además que no comprometerse significa perderse alegrías más profundas. El orador da a entender que la verdadera felicidad, que no se puede lograr en soledad, espera a quienes abrazan un compromiso total con la fe, lo que ilustra las profundas recompensas que vienen con la dedicación.