La distinción en las experiencias de los individuos con la culpa la fascinaron. Algunos poseen una aguda conciencia de sus acciones y el daño potencial que pueden causar, lo que lleva a un sentido pronunciado de responsabilidad. Esta culpa profundamente arraigada a menudo guía sus elecciones y comportamientos, dando forma a sus interacciones con los demás.
En contraste, hay quienes parecen completamente ajenos a las implicaciones morales de sus acciones. Navegan por la vida sin remordimiento, aparentemente no afectados por las consecuencias de sus decisiones. Esta variación en la respuesta emocional plantea preguntas sobre la moral y la naturaleza humana.